Detenerse... y mirar.
¡Terribles rincones vacíos del cuarto! Cada uno se llena con la deseada presencia del ser amado. Rincones desnudos. Los dedos se retuercen en el aire tratando amorosamente de hallar esos brazos, esos ojos, esa boca...Y ninguna magia activa su renombre. Todo es en vano. Nuevos deseos. Nuevas frustraciones. El nombre expirado por los labios no resucita en ningún rincón. ¡No! ¡Dios mío! ¡No!
Diarios, Alejandra Pizarnik.
Hago un mea culpa ante la ausencia de registro de la sesión pasada. Y es que en confinamiento el tiempo es algo curioso. Se expande, es reiterativo, no tiene horas, es efímero, todo a la vez. Las tareas domésticas, maternas, cotidianas, se superponen con los tiempos de creación y de trabajo. El mismo espacio para realizar todas las tareas hace que estas pierdan también la frontera. No hay un adentro- privado/ afuera - público. Los límites acostumbrados han sido cambiados, y debemos re disponer esas marcas, si es que eso nos hace sentido. ¿lo público estará entonces representado por una pantalla?
El tema de la sesión no es ese, precisamente. Es más bien un cuestionamiento metodológico. Todxs sentimos la necesidad de tener pausas en el hacer, lo que no implica detenerse sino más bien instar a la arqueología del proceso. Escabar, profundizar, pensar. Distinto al surfeo al que nos invitan las redes sociales, las imágenes, las noticias, el consumo, la vida que obsolece en un minuto. Detenerse en el rincón, explorar las posibilidades de ese lugar, pasar por el cuerpo las consignas que trabajamos y ver si nos hacen sentido. Seguir revisando conceptos, engordar la teoría pero también el sentido. Estas últimas semanas las ganas de comunicar han puesto una presión a la forma que ha mermado el fondo. No puedo dejar de sentir orgullo por lo creado, el trabajo de imágenes y cuerpo comienza a darle un sello a nuestro trabajo que me encanta. Pero ahí están la proporción áurea, la tensegridad, la sinuosidad y la otredad. La escala disminuida de Do y el piano. Ahí está Butler, Merlau Ponty, Pizarnik y Griffero, lo rectangular y el afuera. Ahí está el material que hemos ido recopilando y que necesita su lugar en la construcción, al igual que la necesaria mirada que debemos darle al espacio explorado. Al rincón, y sus mil posibilidades escénicas, poéticas y dramatúrgicas.
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