Dia 0

Hay cosas que nos hablan por la espalda.

Dia 50 y algo de cuarentena. Una semana y dos dias de cuarentena obligatoria para mi. Macarena, la otra cuerpa - alma de esta creación, se refugia en Valdivia, en casa de su madre, con su hijo pequeño. Allá llueve y la conexión por internet (zoom) se cae a veces. También le cortan la luz. Es que allá llueve fuerte. Acá, en Santiago, aun el otoño se niega a dar paso al invierno, aunque los días se hacen evidentemente más cortos y la luz nos deja cerca de la 6 de la tarde. Tengo la sensación de vivir en un loop, porque  pese a que las tareas diarias no cesan, hay algo de día de la marmota en este tiempo. Estamos encerrados, alejados de otros cuerpos que pueden contagiarnos, lejos de sus fluidos, de su contacto. Nos vemos y nos queremos a través de pantallas, en reuniones que reemplazan la junta en el café de la esquina, en la casa del amigo, en el comedor de la abuela. Nuestros cuerpos - terroristas amenazan con albergar un virus semi desconocido que puede matar. Ya hemos visto lo que ha hecho en Europa, los hospitales colapsados, los miles de muertos, los cementerios improvisados. Volvemos a un sitio biopolitico en que somos disciplinados para no tocarnos, ni entre nosotros ni a nosotros mismos (no tocarse la cara si no te has lavado las manos, no darnos las manos, tocarnos espaldas, menos besarnos) y en el que se nos organiza para ocupar el espacio "público". Nos toman la temperatura para ingresar al supermercado, nos rocian jabon gel antes y despues de comprar en la farmacia. Se nos ordena confinarnos,estudiar y trabajar desde las casas. Hacemos caso, al menos quienes pueden hacerlo sin pasar hambre. En la calle el escenario es digno de película apocalíptica y la cabeza tarda en acomodarse a tanta anormalidad. Depresión, angustia, insomnio son problemas que se instalan en la vida cotidiana. Algunos pocos disfrutan de este encierro y temen que un reencuentro social se les haga insoportable.

En este escenario, decido proponer a Macarena - bailarina, intérprete, performer - hacer un ejercicio de creación - dirección asumiendo esta recién inaugurada forma relacional. Le pido que nos reunamos a través de la plataforma Zoom una vez por semana, para desarrollar una metodología que incorpore esta distancia obligada a su hacer. Acepta. Yo no he dirigido una creación en  danza desde hace 10 años, y si bien mis capas teóricas son bastante más que en ese tiempo, defino esta idea de dirección como algo completamente nuevo para mí.

En mi cabeza ya se adivina una narrativa (que miedo hablar en la danza con estos términos pero he decidido crear mi propio glosario para este proceso) y hay imágenes que me vienen a la cabeza gracias a los innumerables libros que alimentan mi deseo de saber, día tras día. Es esto una ventaja y un problema, pues el árbol creativo dispara ramas y raíces para todos lados. Le pido a la Maca que escriba sus sueños, que arme bitácora, que trabajemos desde la oscuridad de ambas. Le mando un texto de Agamben, otro de Byun Chul Han (que no me gusta tanto pero resume uno de los conceptos que discutimos). Me devuelve  un texto de Deleuze sobre Spinoza y yo sumo a Butler. También recojo textos de Jung, y releo el Malestar de Freud. Una sopa rizomática que nos alimentará para, a fuerza de exceso, obligarnos a vomitar ideas, frases, conceptos, sentidos.

Decido - decidimos que el movimiento vendrá por consecuencia. Debatido es sobre intelectualizar la creación, pero al menos para mí, sin texto no hay sentido. Si crearemos un lenguaje de movimiento será recogiendo el sino de nuestro tiempo, y la reflexión de pensadorxs que hablaron del suyo propio, siendo arcaicos, contemporáneos, modernos, asincrónicos. Pienso que Agamben nos regala una frase para trabajar la creación desde esa reflexión: "Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino su oscuridad".

Carla R.

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